martes, 29 de julio de 2008

Cuando cae la noche en la montaña...

Cuando cae la noche en la montaña,
los pájaros,
en sus últimos gritos vuelos,
apuntan a sus refugios.
El río se amansa
hacia lo imperceptible,
y todas las gamas de verde
bajan de tono.

Cuando cae la noche en la montaña
las piedras aún conservan su calor.
El fuego del mate
da lugar a la tórrida ceniza,
y el interior del ser
se llena de paz y de sosiego.

Cuando cae la noche en la montaña
te miro, junto al árbol;
la nieve me hace un guiño
y termino mi retrato
casi a ciegas.

Ésa es el alma,
la esencia de éste tiempo:
no hay remate.
La continuidad se desfigura
en muchos puntos todos conexos.
Y finalmente anochece en el aire.
Y yo cierro el cuaderno.
Y aún te veo.


(Enero, 1993)


Uhf, cuántos recuerdos, y algunas añoranzas! La verdad es que me está haciendo falta un poco de Sur. Si no hay nuevos contratiempos, este verano no lo dejaré escapar. Ya estamos planeando el itineario, en alguna entrada lo compartiré. Pero por ahora, el clima, el poema, la foto.

Durante este viaje nos embarazamos de Manuel, nuestro primer hijo. Nunca nos cupo duda de que su personalidad está fuertemente ligada e influenciada por la paz, la profundidad y el bienestar que vivimos durante ése viaje, mientras transitábamos lagos, montañas y bosques, sin preocupaciones y sin apuros, y abocados a la más elemental de las tareas.


domingo, 20 de julio de 2008

Prólogo finito / El mal presagio...

Palabras

Palabras huecas
Que guardan
Que esconden
Lo que uno
en realidad
quiere decir

Lo que se siente
con palabras
Lo que se vive
con palabras
Tiene algo indescifrable
Lo que los tiempos remotos
no pueden retener

Si respiró
Si pudo
Si detrás

Hoy he recuperado
mis palabras
Y ellas
han recuperado aire,
bocanadas

Ahora si de verdad
hemos logrado paz,
eso no van a verlo
en estas líneas

(Abril, 1991)


Hoy, buscando un homenaje, me topé con éste poema, uno de los tantos que hablan sobre la recuperación del espacio y del lenguaje, y con ellos, de la pena y del conflicto.

Me pareció interesante, a casi veinte años, reconocerme en él; no porque yo no haya cambiado, sino porque justamente sí lo he hecho, y con ello las palabras, y con las palabras, el conflicto...

Pero no era esto lo que estaba buscando. Sino lo que sigue. A casi veinte años a tu lado, hay algo que no cambia: mi amor por vos.
Feliz aniversario!


El mal presagio se esfumó
como una hoguera olvidada
en la arena.
Vino a beber el tiempo de mí,
y vimos el lento renacer
de mis manos escarpadas
como quien ve en secreto
ese beso furtivo que acabó
con el último grillete.
Somos el arma tenaz
de nuestro amor,
y por nosotros
he vuelto
a hablar de mí.
Por eso,
especialmente por eso,
voy a dedicarte
mi libertad para crear

(Julio, 1992)


Te amo. Yo.

martes, 15 de julio de 2008

Ningún lugar está quieto

Ningún lugar está quieto
Ni el más pequeño
Ni el más lejano
Todo es cuestión
de perspectiva
La redecilla entre
los cuerpos
usa los mismos hilos
que nosotros
Más largos o más finos
según el alma con que
te pares a esperarme
Porque ningún lugar
está quieto
Ni esta hoja
Ni esta letra

Ni este punto

(Septiembre, 2007)


A veces parecemos definitivos; mostramos entereza y humildad, meditación, fotos de humo. Pero reconozco que mi determinación soporta bordes débiles, o más bien difusos. Ninguna verdad es del todo cierta, hasta que se demuestre lo contrario.

sábado, 5 de julio de 2008

El interior revuelto

El interior revuelto
genera confusiones y tratados

Reflejos equidistantes
sobre el laberinto
de espejos que deforman

¿Quién es ése de ahí?
¿Y ése que va allá?

Nadie se arriesga
a predecir a nadie

Y yo sólo retrato
el interior de voces
como un tic
de la angustia
leyendo su libro
de autoayuda
sin éxito

(Febrero, 2000)


No sé si logra transmitir el ahogo que trata de retratar, pero me divierte la idea de la angustia leyendo un libro de autoayuda sin éxito!