sábado, 16 de febrero de 2008

Persigo a un animal formidable...

A Papá, siempre huyendo


Persigo a un animal formidable
Qué pocos rastros me ha dejado
Alguna frustración
Algún rechazo
Hacia los bordes
de una locura que me abruma
Cuando lo acoso
lo adulo
lo imagino
Mientras exactamente otro
él me examina
me reta me acusa
De huir
Si en realidad yo lo persigo
A ese animal
que aflora algunas tardes
Me pide que lo abrigue
Mientras mi nocturna vigilia
nos congela a los dos
en un gemido

Persigo al formidable
que me ha herido de muerte
y ha partido


(Ballotage)


Hoy, como muchas otras veces, durante unos momentos del día pensé en vos.

Y en esta particular vocación de escribir que en algún punto nos une.

Y en esta rara vocación de ya no huír que por alguna otra extraña razón hoy también nos une.

3 comentarios:

Mariana Porta dijo...

¡Qué fuerte!. Creo entender el sentimiento. Y tengo varios motivos para entender. Que buena la poesía que nos hace sentir menos raros.Todos necesitamos semejantes.

Anónimo dijo...

Sí, entiendo que entendés... :) No todos tienen la suerte y la desgracia de tener papás formidables.

Pero todos los perseguimos de igual manera a través de nuestros desvelos y de nuestras acciones.

Nico

Marcelo Escobal dijo...

Como dijo un colega: "Maldito Edipo".
Y agrego: "Y anexos".
A no olvidarse que nos toca ser el siguiente eslabón en la cadena.
ME