lunes, 7 de abril de 2008

Toma II

Muy bien, m’hijo; aaabra la boca.
Perfecto.
A ver, diga treinta y tres.
Eeeso es.
¿Cuánto hace que no lee un libro?
¿Y al cine?
¿Cuánto hace que no va?
No, m’hijito.
Lo que usté tiene es
una entorsis de pasión.
Hágame caso:
encuéntrese con sus amigos,
los de adentro y los de ajuera.
Va ver como romper
la inercia es fácil;
sólo hay que dejarla que se canse.
Y después uno se corre, ¿vio?
como si nada...


(Marzo, 2000)


Estaba pensando en las diversas inercias interiores; tal vez romper la inercia no requiera de una monumental fuerza física, ni de una colisión meteórica, sino de pequeñas correcciones de curso, como las que realizan las hormigas cuando se les plantea una dificultad a su tarea de volver a casa...

1 comentario:

Mariana Porta dijo...

Me encanta esta perspectiva, si, definitivamente. Porque no ando para esfuerzos monumentales y si creo que hay que corregir el curso para disfrutar mejor. A veces las inercias nos terminan llevando, de puro cómodos que nos ponemos.
Suena a tiempo de nuevas búsquedas, ¿no? Bueno, mientras estemos en eso, estaremos muy vivos.