sábado, 20 de octubre de 2007

Huachupan

Los árboles del camino
acechan como ningún otro
con sus ramas alma,
que gritan,
cual pájaros enfermos,
laceraciones
que no nos es dado
compartir despiertos.

Afuera una niebla de horror
bajo la Luna,
recta como un faro,
da pie al amanecer más cerrado
que haya visto nunca,
disfrazando al valle
de la cruz y del árbol blanco
de postal siniestra y apagada,
invitando a partir
de aquél edén
sin terminar la digestión
del cordero ritual.

No puedo concentrar el miedo
en un solo punto neurálgico,
pero algo de esta combinación
me aterra y no lo entiendo.
De donde vengo
quizá se le diría cobardía,
o locura.
Adonde voy yo le diría
convicción de alerta,
aprendizaje de la predestinación
de las certezas que aunque mudas
con sutiles toques de hombro
se nos hacen notar;

Paralizado,
no atino a darme vuelta...

(15-01-1990)


¿Y? ¿Transmite mi vivencia? Ahora les cuento cómo fue, pero... ¿qué percibieron? Inquietud, opresión, temor, incredulidad, ¿qué?

Cerrando el viaje, partimos hacia el lago Steffen. Por esas cosas de la vida, nos olvidamos la ropa limpia en un lavadero en Bariloche (...), y enviamos un contingente a buscarla. Obviamente se nos hizo bastante tarde, y para cuando emprendimos la marcha, era evidente que no llegaríamos al destino esperado. Y claro, en nuestro afán de armar el campamento de día -recordar que en el sur anochece a las 10 largas...-, quizás apuramos el paso demasiado, y nos perdimos, por supuesto.

Así fue como fuimos a dar a Huachupan, a la vera del Río Manso Inferior. Llegamos bastante jugados, y el lugar nos pareció mágico desde el primer momento, con un camino cerrado, boscoso y algo siniestro a última tarde, que se abrió en un pequeño valle solitario, con un poblador indígena -Huachupan-, a quien pedimos permiso para acampar en "su" tierra.

La mañana siguiente fue como llegar a "La Playa" -la película-. El lugar era realmente un paraíso. Y estábamos solitos en él. Tiemblo al imaginar en qué estado se pueda encontrar hoy, pero es posible que haya una bandera de Benetton; nosotros volvimos tres años después, y estaba igual. Y nos hemos prometido volver algún día, mientras podamos hacerlo por nuestros propios medios!

Volviendo al poema, los días que pasamos alli fueron lo más parecido a la perfección que un grupo humano puede vivir. Como siempre hablo por mí, pero creo que el recuerdo será coincidente. El lugar, el modo, el grupo, el momento. Una noche, el poblador nos vendió una pata de cordero para hacer a la cruz. Digamos que no comíamos carne hacía unos cuantos días, y ése cordero "ritual", en ése sitio, comido directamente de la pata pasada de mano en mano y desguazada como hombres primitivos, fue una experiencia fantástica.

También había un árbol blanco bien fantasmagórico cerca de donde acampamos; por la noche -tipo 4 de la mañana-, cuando me levanté a hacer pis, había una niebla espesa, cerrada, que provenía del río. La Luna llena iluminaba el valle como un faro, y es una postal que no voy a olvidar mientras viva. Habíamos estado contando cuentos de terror, y estábamos solos completamente, "a mil mille de tout cité habité!" -jajajajaaj!-.

Bueno, esa es la historia. Y éstas, las fotos, para que nadie diga que sólo lo soñé. En todo caso, lo soñamos muchos.





2 comentarios:

Mariana Porta dijo...

Quiero comentar antes de leer tu comentario, por el puro placer de apropiarme de toda tu experiencia!!!! Creo que me termina importando más la mía que la tuya. ¿Son generosos los poetas? Aunque no lo fueran, nos entregan estas experiencias. Nos llevaste de paseo. ¡¡Que bueno!!
Como temática, me encanta que puedas salir de los temas del sentir propio y llegar a los descriptivo. Está bueno ese "modo de ver el mundo" que se hace evidente en el arte, con más magia que lo usual, para ver o para decir. A veces es difícil saber la diferencia.

Mariana Porta dijo...

Bueno, OK, ya leí el comentario, ja ja!!!! Me muero como tuve que ir de la nariz de la sensacion mágica al lavadero ¿No tenés compasión de tus lectores? En fin, nos muestra la maravilla de la escritura, del poema a la cronica-diario de bitácora o anecdotario. Hay un género para cada forma de mirar, sin duda.